Cuelga notas de ánimo en la puerta del frigorífico, en el espejo del baño, en la pantalla del ordenador...
Lee biografías y relatos de personas que hayan logrado sobreponerse a la adversidad.
Rodéate de personas que crean en ti y aléjate de los "negadictos" (los que continuamente repiten frases como "No puedo hacerlo", "No saldrá bien", "No es posible").
Pide a tus amigos y familiares que te recuerden cada día cuál es tu objetivo y que te animen a conseguirlo.
Escribe tus propósitos y léelos cada mañana al levantarte de la cama.
Anticípate a los ataques negativos de los demás teniendo preparada la respuesta apropiada.